Meditación y Trabajo

La meditación y el Trabajo 

Numerosas corrientes de la salud con un enfoque holístico, coinciden en que todo pensamiento es una vibración, por lo que preconcebimos nuestras experiencias a partir de las ideas que constantemente alimentamos en nuestra mente. La meditación, cuya técnica es de lo más variada y diversa, es una de las prácticas que nos pueden ayudar a enfocar nuestra labor con más bienestar.

En la actualidad, asistimos a un cambio de paradigmas, un proceso de transformación cultural en el seno de algunas empresas que se manifiesta, por ejemplo, con en el surgimiento de las B Corps, enfocadas en el triple impacto (económico, social y ambiental), con el impulso de conceptos como el de bienestar organizacional, con cambios graduales y una nueva perspectiva de la mirada puesta en las personas para que puedan desenvolverse e interactuar de manera más empática en sus entornos de trabajo, lo cual acompaña la consecución de mejores resultados productivos.

Es sabido que uno de los factores que más incide en el rendimiento y la eficiencia es el estrés, cuyo aspecto negativo actúa en desmedro de la salud física y mental de las personas. Numerosos son los estresores y las causas externas en nuestro estilo de vida actual que sumado a nuestra disposición interior resultan en un mayor o menor grado de tensión.

La meditación en sus variadas técnicas, como el mindfulness, es una práctica que nos ofrece múltiples beneficios, entre ellos el manejo del estrés. Al lograr disminuir el nivel de actividad mental aprendemos a relajarnos y serenarnos, comenzamos a observar mentalmente nuestro cuerpo, y podemos ir atenuando la permanente necesidad de algo. Este estado de calma favorece la observación de lo que sentimos, de lo que nos sucede y por ende, frente a circunstancias adversas nos ayuda a discernir de mejor manera, con lo cual podemos ganar en eficiencia.

A nivel científico, dentro de las neurociencias, existe la neurociencia contemplativa, área que estudia los cambios que ocurren en el cerebro gracias a la práctica de la meditación. Su principal referente el neurocientífico Richard J. Davidson, quien junto a sus colaboradores han demostrado que el cerebro rejuvenece producto de la generación de una mayor densidad neuronal y mayor rugosidad, lo cual se traduce en mejor capacidad para procesar la información. Ellos  realizaron una investigación en un grupo de personas, luego de un entrenamiento en atención plena, notando un incremento de actividad en la corteza prefrontal izquierda, área del cerebro asociada con emociones positivas; y un mejor funcionamiento del sistema inmune.

En mi experiencia personal, puedo referirme al estado de meditación como un estado de profunda paz, que podemos mantener y proyectar al resto del día en la medida en que lo traemos nuevamente al presente a través de la conciencia.  Por esto es tan beneficioso habituarnos a meditar todos los días, al menos unos minutos y no dejar de hacerlo. Si bien se habla de momentos propicios como son el alba y el anochecer, en cualquier momento del día puede ser oportuno concederse unos minutos, basta con respirar profundamente y ampliar nuestro estado de atención.

Meditar nos ayuda a desarrollar una mayor concentración. Dinámicas de intercambio de ideas como “brainstorming”  se pueden ver favorecidas luego de unos minutos de meditación. Haciendo una analogía, por su permanente movimiento, nuestra mente es como un lago de agua turbia, cuando calmamos el bullicio, los pensamientos decantan y las aguas de la mente se aclaran.

En el plano emocional, como consecuencia de este estado de paz interior, aflora el respeto, la común unión y el agradecimiento hacia nosotros y hacia los demás, entre otros sentimientos. Estimulamos nuestra inteligencia emocional al poder observar y encausar nuestras emociones en lugar de precipitarnos a través de ellas. Así es como podemos desarrollar una perspectiva más amplia, volvernos más empáticos, confiar más en el otro y estimular la capacidad creadora que todos tenemos, impulsando nuevas ideas y proyectos.

Nuestros pensamientos son como las olas del mar, ¿qué hace la meditación? Nos convierte en submarinistas, la mente dual sigue produciendo olas pero ya no nos arrastran. Así podemos ir a lo profundo de donde surgen una fuerza y una claridad tan rotundas que no sabíamos que teníamos. Esta práctica genera disponibilidad para el autoconocimiento y el desarrollo personal. Ahora bien, la única manera es probar y ser constantes. El mayor sufrimiento proviene de ignorar la grandeza que hay dentro de cada uno de nosotros y de no reconectarnos con ella.

Conocí la meditación años atrás acompañando a mi madre. Era médica clínica y entre otras ocupaciones ejercía en la Guardia de un hospital público donde debía estar en alerta permanente, sobre todo por los accidentados que llegaban, lo cual era causa de gran estrés. En sus momentos de descanso, en lugar de dormir, se retiraba a meditar y más de una vez me comentó que, meditando intuyó que debía regresar a la Guardia a pesar de que no la hubiesen llamado. Fue así como pudo actuar a tiempo en casos inesperados, contribuyendo a salvar la vida a esas personas.

Un amigo, Ingeniero en Petróleo que hizo una exitosa carrera, decía siempre que sus más brillantes proyectos e ideas fueron alumbrados tras la meditación. Él es meditador desde hace varios años y medita más de una hora diaria.

No podemos afirmar que todos los desafíos que surgen a diario en una Organización a nivel del Talento Humano se resuelvan incorporando la práctica de la meditación, pero sí estoy convencida que esta práctica realizada con convicción dentro de los equipos de trabajo, estimulará la búsqueda de las herramientas adecuadas para resolver cada reto de la forma más asertiva posible.